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Talleres Gráficos F.U.R.I.A., sombraysén Editores
Coyhaique, Patagonia, 2009
’Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia’, de Osvaldo Bayer (1970). Otros escritos
vendredi 6 août 2010, par
Osvaldo Bayer habla sobre Severino : “SEVERINO DI GIOVANNI, EL IDEALISTA DE LA VIOLENCIA”. Osvaldo Bayer nació en Santa Fe, Argentina, en 1927. Es historiador, escritor, periodista, guionista cinematográfico y fue Profesor Honorario, titular de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Es docente de la Deutsche Stiftung Für Entwicklungspolitik, en Bad Honnef, Alemania. Es doctor (HC) de las universidades del Comahue y de la Patagonia Austral. En el periodismo trabajó en “Noticias Gráficas”, en Esquel, fue secretario de redacción de Clarín y escribe en Página/12. Fue traductor del alemán de obras de Goethe, Kafka, Bretch, y otros. Entre sus libros, se encuentran : “Severino Di Giovanni”, “Los Anarquistas Expropiadores”, “Rebeldía y Esperanza”, “En Camino Al Paraíso” y “Rainer y Minou”.
La primera edición de “Severino Di Giovanni” apareció en enero de 1970. En 1973, durante el gobierno peronista de Raúl Lastiri se le aplicó el curioso Decreto 1774. Sobre este decreto del gobierno peronista, la Sociedad de Escritores de la Argentina envió una carta al general Juan Domingo Perón en la que le señala : “La censura, en cualquiera de sus formas, es un pobre sucedáneo de la persuasión. La imposición de barreras a la libre difusión de ideas, además de lesionar principios que compartimos la gran mayoría de los argentinos, nada logra en el terreno de las realizaciones, a nadie disuade. Sobre esto el país tiene larga experiencia.” El diario “La Opinión” publicó la lista de los “vetados” : León Tolstoi, Anton Chejov, Máximo Gorki, Vladimir Maiakovski, Erich Fromm, Jean Paul Sartre, Ludwig Marcuse, José Agustín Goytisolo, Armando Tejada Gómez, Eduardo Galeano, Osvaldo Bayer, Álvaro Yunque, Octavio Getino, Leonidas Lamborghini, Bernardo Kordon, Gregorio Selser y otros. También “La Calle del Agujero en la Media” de Raúl González Tuñón (Ver “La Opinión”, 25 de enero de 1974, página 18).
Desde ese momento desapareció de las librerías. Luego vinieron los años del silencio, difíciles y trágicos.
El libro pudo reeditarse cinco años después de la caída de la dictadura militar. El tiempo debía sazonar un poco las ideas en discusión luego del drama argentino. Hoy, creo que la historia de este hombre puede servir otra vez para la discusión. Los escenarios y los poderes de la década del veinte no han cambiado en demasía. Lo que la sociedad establecida hizo con Severino se repitió luego de miles de veces en la década del setenta. Quien lea estas páginas encontrará sinonimias y similitudes en destinos, luchas, métodos y una sociedad dispuesta a defender sus prerrogativas con todas las armas, con el correctivo implacable y con cada vez más impiedad.
Violencia contra violencia. El derecho de matar al tirano. Di Giovanni es un luchador antifascista, víctima del régimen de Mussolini, que procura sin tregua luchar contra la injusticia con propia mano, con todos los medios, aunque caigan inocentes. “Cara a cara con el enemigo” es su divisa. Se convertirá en el hombre más perseguido de la Argentina. Se burla de sus perseguidores y el pueblo lee ávidamente las andanzas de este “idealista de la violencia.”
Pero Di Giovanni también escribe poesías, bellísimas cartas de amor a su amada América Scarfó y edita periódicos. Severino no abandona el país a pesar de la rigurosa dictadura militar de Uriburu. Caerá preso a la salida de una imprenta, será juzgado y condenado a muerte. Su juicio y posterior fusilamiento será un final a toda orquesta que sacudirá a los argentinos de los años treinta.
El “Severino Di Giovanni” de Bayer fue el libro prohibido por excelencia de los años setenta. Es clave para continuar el eterno debate sobre la violencia.
Entrevista, por Susana Viau, para Página 12
¿En qué cambió su Severino Di Giovanni para esta reedición ?
Después de la primera edición visité varios archivos, sobre todo el Archivo del Estado, en Roma, donde están todos los papeles enviados por la policía de Alvear, que mantenía un contacto estrecho con la de Mussolini, y además estuve en el Museo de Historia Social de Amsterdam. Durante mi exilio encontré también a miembros del grupo de Di Giovanni que habían sido expulsados por Uriburu y entregados en 1931 a Mussolini, que los encerró en la isla de Lipari, en un campo de concentración. Fueron liberados por los norteamericanos, cuando invadieron el sur de Italia, y pasaron a ser héroes antifascistas. Es decir que si Severino hubiera vivido, hubiera sido un héroe antifascista y hubiera tenido una pensión del Estado como luchador, igual que la tuvieron sus compañeros. Esto habla de cómo a veces la historia discrimina. El ingeniero Carranza, que hoy tiene una estación de subte con su nombre, en 1953 puso una bomba en la boca del subte. Murieron paseantes, chicos, mujeres. Pero su partido triunfó y lo elevó a otra categoría : fue ministro de Alfonsín. Como murió en un accidente, lo homenajearon de ese modo. Pero yo me preguntaría quién fue más terrorista, si el señor Carranza o Severino Di Giovanni, que durante años fue un innombrable en la Argentina, la efigie del diabólico, el hijo del demonio. Sus hijos sufrieron por eso. Me lo contó Laura, la única que vive todavía. Los chicos les pegaban y les gritaban eso, "hijos del diablo". Las maestras no querían tenerlos.
¿Qué lo hizo volver a abrir una investigación que terminó hace casi treinta años ? ¿Un compromiso moral o un compromiso intelectual ?
Un compromiso intelectual conmigo mismo. Sabía que podía encontrar más cosas. De hecho, en el Museo de Historia Social de Amsterdam estaba el juicio que le hicieron los compañeros a Di Giovanni por matar a López Arango, que en La Protesta lo había llamado "agente fascista". Eso lo derrotó : que a él, que había luchado tanto, un compañero de ideas lo estigmatizara de ese modo en el diario. Le fue a pedir explicaciones, hubo un incidente y uno de los amigos de Di Giovanni lo mata, pero él se hizo cargo. La cúpula anarquista admitió que Severino tenía razón, que no era un espíritu asesino.
¿Qué tiene de peculiar la figura de Di Giovanni para usted ? ¿Qué lo hace diferente de Radowitzky o de Morán ?
Creo que están en la misma línea ... Pero Radowitzky es un solo hecho, y Morán un sindicalista que hace todo el camino del rebelde, pero dentro del sindicato marítimo. Durante el día era dirigente de marítimos ; a la noche salía a hacer atentados o asaltos expropiadores. En cambio Severino tiene una larga línea de atentados y expropiaciones, pero también una larga lista de publicaciones : ’Culmine’, ’Anarquía’ y libros. El vive aquí apenas ocho años, del 23 al 31, pero desarrolla una actividad increíble. Cada vez que voy a una biblioteca europea o norteamericana encuentro nuevos artículos firmados por Severino y me pregunto en qué momento los escribió. Si cuando lo fusilaron tenía 28 años ... Con los mismos principios -matar al tirano, rebelarse contra la violencia de arriba-, tiene una actividad más plural que Radowitzky. Al mismo tiempo tuvo ese romance, de una pureza increíble, con la adolescente América Scarfó. Sus cartas revelan ese proyecto de un futuro juntos ; de hecho, cuando lo detienen ya tenían todo preparado para viajar a Francia, y desde allí a Italia para integrarse a las brigadas ilegales antifascistas. Fue consecuente. Y su nombre fue manoseado por los diarios, y hasta por los mismos anarquistas de ’La Protesta’ que buscaban mantener un idilio con el gobierno, publicar sus ideas pero que el gobierno los dejara tranquilos. Cuando ocurre el golpe del 6 de setiembre del ‘30, la oposición huye o se esconde, y Severino sigue a pesar de ser el hombre más perseguido.
Una síntesis curiosa de hombre de ideas y hombre de acción.
Es su consecuencia. Pienso en el Che Guevara. Alguna vez tuve una larga charla con él, en la que planteó su idea de que el foco guerrillero debía instalarse en las sierras cordobesas. Yo le hablé de la complejidad de la estructura represiva, y si vencía todo eso, le iban a mandar a los cadetes del Liceo Militar. El me miró, con una enorme tristeza, y sin ninguna arrogancia me respondió con tres palabras : "Son todos mercenarios". Pero como yo no había hecho ninguna revolución no pude contestarle. Hay que ser humilde. Y salí diciéndome : "Y, bueno, es la respuesta de un revolucionario, porque a lo mejor si se espera que ocurra primero esto y luego aquello, que estén dadas todas las condiciones, la revolución no se hace nunca". Yo lo comprendí y él tuvo compasión de mí.
¿Nunca pensó en escribir sobre el Che ?
Me lo propusieron y lo rechacé, porque me obligaba a relatar cosas que no entiendo pero que no tengo autoridad moral para juzgar. Lo he hablado con cierta gente, de pensamiento revolucionario ; lo que no puedo es publicar un libro para que esto vaya a parar no se sabe a qué manos y sirva a qué argumentos.
¿Cómo es, en última instancia, la personalidad de Severino ?
Creo que él se pierde por su sensibilidad. En los atentados contra las organizaciones fascistas caen inocentes, pocos, pero con uno alcanza. El responde luego que "no hay inocentes", como aquel terrorista francés que dijo : "No hay inocentes. La sociedad es culpable". Para mí sí hay inocentes. Me parece que llega un momento en que él se emperra en la violencia, pero esas muertes le pesan y llega a su propio holocausto. Pero no por eso puedo pintarlo como Ernesto Sabato ; hay que pintar al hombre, al revolucionario en su tragedia.
Para un revolucionario la violencia es una tragedia ...
Exactamente. Hay un pasaje de un libro de Eliseo Reclus, un pacifista, que dice que al rebelde que comete actos de violencia no hay que criticarlo, hay que comprenderlo. Y es precisamente a Reclus que Severino edita. Cuando lo detienen está yendo a la imprenta de la calle Callao para revisar personalmente el último volumen.
¿Usted escribió sobre Severino porque se había enamorado del personaje o se enamoró de él mientras escribía ?
Yo no me enamoré de Severino. Más bien he mantenido una discusión interna con él. En esa discusión no le he retaceado absolutamente nada de lo bueno y he escrito todo aquello que me parece negativo : ciertos atentados, como la muerte del quinielero cuando pone la bomba en el Banco de Boston. De mi parte es una búsqueda.
¿Trata de entenderlo ?
Trato de entenderlo en su sacrificio, en su entereza, en su vocación. Para mí no es un enfermo. El pueblo lo quería, sus hazañas se comentaban ... Era como un bandido, un héroe popular. Cuando muere es como el final de una ópera italiana. Ahora voy a escribir una nota para contestarle a José Pablo Feinmann, que dice que no hay cadáveres buenos y cadáveres malos, sino sólo cadáveres. Yo creo que sí hay cadáveres buenos y cadáveres malos. No es lo mismo el cadáver de Hitler que el de una adolescente asesinada en una cámara de gas de Auschwitz. Yo termino diciéndole que frente al cadáver de Hitler y el del Che Guevara yo le llevo flores al Che Guevara. Esa es la diferencia. La diferencia del que puede tener su nombre en una estación de subte o el de Severino, que jamás pudo salir de la crónica policial. Es el caso de Alemania : el conde Von Stauffenberg que le puso una bomba a Hitler es el héroe máximo, en el aniversario de su fusilamiento el gobierno en pleno le rinde homenaje ante el bellísimo monumento que le levantaron. El anarquista alemán que le puso la bomba en la cervecería de Munich en el año ‘38 no es un héroe. Claro, Von Stauffenberg era un conservador.
¿Van a filmar Severino Di Giovanni ?
Varias veces quisieron filmarla. Primero fue Ricardo Becher : no pudo ser. Después, tres veces quiso filmarla Leonardo Favio. Un loco total : me llamaba a la una de la mañana al departamento que tenía por Tribunales y me decía : "Venite, Osvaldo, venite". Ponía música de fondo y se tiraba al suelo para representar la muerte de Severino, cómo iba cayendo lentamente ...
Hubiera sido una mezcla de Severino y el "Mono" Gatica.
Al final me dijo : "Hice una relectura de Severino y he decidido filmar Gatica". También quiso filmarlo Héctor Olivera ... Pero es una película difícil, porque la reconstrucción de época sale cara y, sobre todo, porque sería inevitable que Severino resultara un terrorista simpático, ¿y entonces a dónde vamos, no ? Ahora me lo propone Luis Puenzo. La forma en que habla de Severino me inspira confianza. Justo treinta años después del intento de Becher.
¿Cómo se define usted ?
Como un socialista libertario, o mejor, alguien que trata de ser un socialista libertario en una sociedad que se va complicando cada vez más, en la que es cada vez es más difícil ser un socialista libertario.
¿A quién ha considerado su camarada ?
Sin ninguna duda a Rodolfo Walsh y a David Viñas. Han sido fieles a la sociedad y han sufrido sus avatares. Ninguno fue anarquista, pero yo los considero mis compañeros. Ojalá ellos me hayan reconocido a mí como su compañero.
"Severino Di Giovanni El idealista de la violencia", Osvaldo Bayer
Otra documentación
"La historia está para aprender" Osvaldo Bayer, Página 12, 09-05-2004
"Francisco Barbieri" - Spanish Revolution - Struggle Archive & "The Spanish Revolution (1936)"
"Los anarquistas expropiadores, Simón Radowitzky y otros ensayos" por Osvaldo Bayer
"El derecho al ocio y a la expropiación individual", Severino Di Giovanni, Cuadernos de la Memoria
Osvaldo Bayer : "Mientras haya pobreza no habra democracia real" 10:31 - 3 years ago. "Mientras haya pobreza, no hay democracia real" Para charlar con Osvaldo Bayer hay que madrugar. Nos cita a las 8 de la mañana en "El Tugurio" –dice el cartelito de su casa, en Belgrano-. Ese mediodía se iba a Alemania a pasar las fiestas con su familia y antes tenía que terminar de filmar un documental con unos directores de cine españoles. Pero, con casi 80 años, Bayer tiene energía adolescente : defiende los derechos humanos, creó un movimiento para quitar los monumentos del general Roca ("genocida de los pueblos originarios") de los espacios públicos y sigue luchando por la Argentina, aún tras el exilio. Por Magela Demarco . Edición : Matías Rossi. Fotos : Ary Kaplan Nakamura. mdemarco@claringlobal.com.ar - 03/01/07 Historiador, periodista, escritor, pensador, novelista, ensayista, cineasta ... Osvaldo Bayer es uno de los escritores argentinos más reconocidos de nuestro país. Lleva toda una vida comprometido con los movimientos obreros y sus luchas por tener una vida digna, con los pueblos originarios de nuestro país, echados de sus tierras y masacrados por los gobernantes, y con todo tipo de minorías que no sean respetadas. Sus varios tomos de "Los Vengadores de la Patagonia Trágica" son documentos valiosísimos. En ellos testimonia la virulenta represión y matanza de obreros a manos del ejército durante las huelgas patagónicas de 1921. Su primer libro fue prohibido por Lastiri. "Lo cual, me da un poco de vergüenza, si hubiese sido prohibido por otro presidente de más categoría uno se pondría más contento", dice irónicamente. El segundo libro lo prohibió Isabel Perón y ya con la publicación del tercer volumen de "Los Vengadores de la Patagonia Trágica", llamado "Humillados y ofendidos" (1974) y el estreno de la película "La Patagonia Rebelde", llevada al cine por el director Héctor Olivera, Bayer apareció en las listas de la Triple A, viéndose obligado a dejar el país. En 1976 la embajada alemana lo ayuda a salir del país, como refugiado. Su amor por la libertad, por su patria, por sus amigos y compañeros perseguidos por la dictadura militar hicieron que él ingresara varias veces al país de forma clandestina. En 1983, con el retorno de la democracia, regresó al país. Pero sus hijos ya habían estudiado y habían formado sus familias en Alemania, y su mujer, no quería saber nada con volver a un país que la persiguió y la humilló sin causa alguna ". Así que él se pasa ocho meses en la Argentina y los meses restantes con su esposa, hijos y nietos. El escritor cuenta que cuando regresó al país, le costó mucho volver a reintegrarse : "Alfonsín tuvo una política muy negativa con respecto a los exiliados. Al día siguiente de tomar la presidencia hizo una comida para intelectuales y no invitó absolutamente a ninguno de los que habíamos regresado. Entonces, los tres o cuatro primeros años me iba seis meses a Alemania, trabajaba allá, para ganarme las divisas para poder vivir aquí en Argentina. Yo no quería dar mi brazo a torcer. Hasta que Lanata me llamó para ’Página 12’ y la Facultad de Filosofía me nombró profesor titular de derechos humanos y ahí pude asentarme acá", recuerda Osvaldo. Nacido en el año 1927 en la provincia de Santa Fe, estudió medicina y filosofía en la Universidad de Buenos Aires, y más tarde se fue a Alemania para estudiar Historia en la Universidad de Hamburgo. Ha trabajado en los medios más prestigiosos del periodismo escrito como ’Página 12’, ’Clarín’ y ’Noticias Gráficas’. "Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia", "La Patagonia rebelde" (tomo I, II, III, IV), "Los anarquistas expropiadores y otros ensayos", "Exilio", un ensayo junto al poeta Juan Gelman, "Rebeldía y esperanza" son algunas de sus obras.
(6 de agosto de 2010)