(imagen : Obama y Lobo en la Casa Blanca, 5 octubre 2011).

Ahora imaginad que 59 asesinatos políticos de este tipo hubieran tenido lugar hasta ahora durante este año, y 61 el año pasado. Mucho antes de que la cantidad de víctimas llegara a este nivel, se habría convertido en un importante tema de política exterior para EE.UU., y Washington exigiría sanciones internacionales.

Pero estamos hablando de Honduras, no de Bolivia o Venezuela. Por lo tanto cuando el presidente Porfirio Lobo de Honduras fue a Washington el mes pasado, el presidente Obama lo saludó calurosamente y dijo : "Hace dos años, vimos un golpe en Honduras que amenazó con apartar al país de la democracia, y en parte por la presión de la comunidad internacional, pero también por el fuerte compromiso con la democracia y el liderazgo del presidente Lobo, lo que vemos es una restauración de las prácticas democráticas y un compromiso con la reconciliación que nos da muchas esperanzas”.

Evidentemente, el presidente Obama incluso se negó a reunirse con el presidente democráticamente elegido que fue derrocado por el golpe mencionado, a pesar de que ese presidente fue tres veces a Washington en busca de ayuda después del golpe. Era Mel Zelaya, el presidente de centro-izquierda que fue derrocado por los militares y sectores conservadores en Honduras después de instituir una serie de reformas por las que había votado la gente, como el aumento del salario mínimo y leyes de impulso de la reforma agraria.

Pero lo que más enfureció a Washington fue la cercanía de Zelaya con los gobiernos izquierdistas de Suramérica, incluida Venezuela. No estaba más cercano de Venezuela que Brasil o Argentina, pero fue un crimen de oportunidad. Por lo tanto cuando los militares hondureños derrocaron a Zelaya en junio de 2009, el gobierno de Obama hizo todo lo posible durante los seis meses siguientes para asegurarse de que el golpe tuviera éxito.

La "presión de la comunidad internacional” a la que se refirió Obama en la declaración mencionada provino de otros países, especialmente de los gobiernos de izquierdas de Suramérica. EE.UU. estaba al otro lado, luchando –finalmente con éxito– a fin de legitimar el gobierno golpista mediante una "elección” que el resto del hemisferio se negó a reconocer.

En mayo de este año Zelaya declaró en público lo que ya habíamos adivinado la mayoría de los que seguimos de cerca los acontecimientos : que Washington estuvo tras el golpe y ayudó a que se perpetrara. Aunque es probable que nadie se tome la molestia de investigar el papel de EE.UU. en el golpe, es algo bastante plausible en vista de la abrumadora evidencia circunstancial.

Porfirio Lobo asumió el poder en enero de 2010, pero la mayoría del hemisferio se negó a reconocer su gobierno porque su elección tuvo lugar mediante graves violaciones de los derechos humanos. En mayo de 2011 se llegó finalmente a un acuerdo en Cartagena, Colombia, que permitió que Honduras volviera a la Organización de Estados Americanos. Pero el gobierno de Lobo no ha cumplido su parte de los acuerdos de Cartagena, que incluían garantías para los derechos humanos de la oposición política.

A continuación menciono dos de las docenas de asesinatos políticos que han ocurrido durante la presidencia de Lobo, tal como las recopiló la Red de Liderazgo Religioso de Chicago sobre Latinoamérica (CRLN, por sus siglas en inglés) : "Pedro Salgado, vicepresidente del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) fue eliminado a tiros y luego decapitado aproximadamente a las 8 de la noche en su casa de la empresa cooperativa La Concepción. Su esposa, Reina Irene Mejía, también fue asesinada a tiros al mismo tiempo. Pedro sufrió un intento de asesinato en diciembre de 2010 … Salgado, como los presidentes de todas las cooperativas que reivindican derechos a tierras utilizadas por los empresarios del aceite de palma africana en el Aguán, había sido objeto de constantes amenazas de muerte desde principios de 2011”.

El coraje de estos activistas y organizadores frente a semejante violencia y horrible represión es asombroso. Muchos de los asesinatos del año pasado ocurrieron en el Valle Aguán en el Noreste, donde pequeños agricultores luchan por derechos a la tierra contra uno de los terratenientes más ricos de Honduras, Miguel Facussé.

Produce biocombustibles en esta región en tierras en disputa. Está cercano a EE.UU. y fue un importante apoyo del golpe de 2009 contra Zelaya. Sus fuerzas privadas de seguridad, junto con policías y militares respaldados por EE.UU., son responsables de la violencia política en la región. La ayuda de EE.UU. a los militares hondureños ha aumentado desde el golpe.

Recientes cables diplomáticos de EE.UU. publicados por WikiLeaks muestran que los funcionarios estadounidenses han sabido desde 2004 que Facussé también ha traficado con grandes cantidades de cocaína. Dana Frank, profesor de la Universidad de Santa Cruz, experto en Honduras, lo resumió para The Nation el mes pasado : "Fondos y entrenamiento de la ‘guerra contra la droga’ de EE.UU., en otras palabras, se están utilizando para apoyar la guerra de un conocido narcotraficante contra los campesinos”.

La militarización de la guerra contra la droga en la región también impulsa a Honduras por el mismo peligroso camino de México, un país que ya tiene una de las más altas tasas de asesinatos del mundo. The New York Times informa de que un 84% de la cocaína que llega a EE.UU. cruza ahora por Centroamérica, en comparación con un 23% en 2006, cuando Calderón llegó a la presidencia en México y lanzó su guerra contra la droga. The Times también señala que "los funcionarios estadounidenses dicen que el golpe de 2009 abrió la puerta a los cárteles (de la droga)” en Honduras.

Cuando voté por Barack Obama en 2008 nunca imaginé que su legado en Centroamérica sería el retorno del gobierno de los escuadrones de la muerte, del tipo que Ronald Reagan apoyó tan vigorosamente en los años ochenta. Pero parece ser el caso en Honduras.

El gobierno ha ignorado hasta ahora la presión de los miembros demócratas del Congreso para que se respeten los derechos humanos en Honduras. Esos esfuerzos continuarán, pero Honduras necesita ayuda del Sur. Suramérica fue la que encabezó los esfuerzos para revertir el golpe de 2009. Aunque Washington terminó por derrotarlos, no puede abandonar a Honduras mientras gente que no es diferente de sus amigos y partidarios en sus países son asesinados por un gobierno respaldado por EE.UU.

Fuente : Adital

59 Political Killings This Year

The Bloodshed in Honduras : Obama’s Disgrace

by Mark Weisbrot [1], Counterpunch, Novembre 21, 2011

Imagine that an opposition organizer were murdered in broad daylight in Argentina, Bolivia, Ecuador or Venezuela by masked gunmen, or kidnapped and murdered by armed guards of a well-known supporter of the government. It would be front page news in the New York Times, and all over the TV news. The U.S. State Department would issue a strong statement of concern over grave human rights abuses. If this were ever to happen.

Now imagine that 59 of these kinds of political killings had taken place so far this year, and 61 the previous year. Long before the number of victims reached this level, this would become a major foreign policy issue for the United States, and Washington would be calling for international sanctions.

But we are talking about Honduras, not Bolivia or Venezuela. So when President Porfirio Lobo of Honduras came to Washington last month, President Obama greeted him warmly and said [2] :

“Two years ago, we saw a coup in Honduras that threatened to move the country away from democracy, and in part because of pressure from the international community, but also because of the strong commitment to democracy and leadership by President Lobo, what we’ve been seeing is a restoration of democratic practices and a commitment to reconciliation that gives us great hope.”

Of course, President Obama refused to even meet with the democratically elected president that was overthrown in the coup that he mentioned, even though that president came to Washington three times seeking help after the coup. That was Mel Zelaya, a left-of-center president who was overthrown by the military and conservative sectors in Honduras after instituting a number of reforms that people had voted for, like raising the minimum wage and laws promoting land reform.

But what angered Washington most was that Zelaya was close to the left governments of South America, including Venezuela. He wasn’t any closer to Venezuela than Brazil or Argentina was, but this was a crime of opportunity. So when the Honduran military overthrew Zelaya in June of 2009, the Obama Administration did everything it could for the next six months [3] to make sure that the coup succeeded [4]. The “pressure from the international community” that Obama referred to in the above statement came from other countries, mainly the left-of-center governments in South America. The United States was on the other side, fighting —ultimately successfully— to legitimize the coup government through an “election” that the rest of the hemisphere refused to recognize.

In May of this year, Zelaya stated publicly what most of us who followed the events closely already guessed was true : that Washington was behind the coup and helped bring it about. While no one will likely bother to investigate the U.S. role in the coup, this is quite plausible given the overwhelming circumstantial evidence.

Porifiro Lobo took office in January 2010, but most of the hemisphere refused to recognize the government because his election took place under conditions of serious human rights violations. In May 2011 an agreement was finally brokered in Cartegena, Colombia, that allowed Honduras back into the Organization of American States. But the Lobo government has not complied with its part of the Cartegena accords, which included human rights guarantees for the political opposition.

Here are two of the dozens of political killings that have occurred during Lobo’s presidency, as compiled by the Chicago Religious Leadership Network on Latin America (CRLN) :

“Pedro Salgado, vice-president of the Unified Campesino Movement of Aguán (MUCA), was shot then beheaded at about 8:00 p.m. at his home in the La Concepción empresa cooperative. His spouse, Reina Irene Mejía, was also shot to death at the same time. Pedro suffered a murder attempt in December 2010 . . . Salgado, like the presidents of all the cooperatives claiming rights to land used by African palm oil businessmen in the Aguán, had been subject to constant death threats since the beginning of 2011”.

The courage of these activists and organizers in the face of such horrific violence and repression is amazing. Many of the killings over the past year have been in the Aguán Valley in the Northeast, where small farmers are struggling for land rights against one of Honduras’ richest landowners, Miguel Facussé. He is producing biofuels in this region on disputed land. He is close to the United States and was an important backer of the 2009 coup against Zelaya. His private security forces, together with U.S.-backed military and police, are responsible for the political violence in the region. U.S. aid to the Honduran military has increased since the coup.

Recent U.S. diplomatic cables released by Wikileaks show that U.S. officials have been aware since 2004 that Facussé has also been trafficking large quantities of cocaine. Dana Frank, a professor at the University of California at Santa Cruz who is an expert on Honduras, summed it up for The Nation last month : “U.S. ‘drug war’ funds and training, in other words, are being used to support a known drug trafficker’s war against campesinos”.

The U.S. militarization of the drug war in the region is also pushing Honduras down the disastrous path of Mexico, in a country that already has one of the highest murder rates in the world. The New York Times reports that 84 percent of cocaine that reaches the U.S. now crosses through Central America, as compared with 23 percent in 2006, when Calderon took office in Mexico and launched his drug war. The Times also notes that “American officials say the 2009 coup kicked open the door to (drug) cartels” in Honduras.

When I voted for Barack Obama in 2008 I never thought that his legacy in Central America would be the return of death squad government, of the kind that Ronald Reagan so vigorously supported in the 1980s. But that seems to be the case for Honduras.

The Administration has so far ignored pressure from Democratic Members of Congress to respect human rights in Honduras. These efforts will continue, but Honduras needs help from the South. It was South America that spearheaded the efforts to reverse the 2009 coup. Although Washington ultimately defeated them, they cannot abandon Honduras while people no different from their friends and supporters at home are being murdered by a U.S.-backed government [5].

This article originally appeared in The Guardian.

Source : Counter Punch

(26 de noviembre de 2011)

 Honduras en Resumen Latinoamericano :

Honduras : ¿Cómo cerrar el círculo contra los feminicidios ?, Isabel Soto Mayedo

Más muerte, dolor y vergüenza institucional en el Bajo Aguán, Giorgio Trucchi

Carlos Reyes y Juan Barahona (Frente Nacional de Resistencia Popular) : “En Honduras nada ha cambiado, pero el país ha salido de la agenda”, Daniel Gatti

Redes internacionales denuncian asesinatos y violaciones de derechos humanos en Honduras, Alba TV

Rafael Alegría (La Vía Campesina, Honduras) : “Firme esperanza”, Radio Mundo Real

OEA aprobó regreso de Honduras

Fuente : Resumen Latinoamericano

(27 de noviembre de 2011)